Mi última entrada del año está dedicada a mi madre. Todas estas flores que os enseño forman en conjunto el mantel que de joven bordaba en el taller de mi abuelo.
Esta mantelería es la que hemos utilizado siempre en su casa en nuestras cenas y comidas navideñas. Y ahí sigue, resistiendo el paso de los años.
En estas fiestas me quedo con la cantidad de vecinos que han llamado a la puerta de su casa para felicitarla, llevarle torrijas o bombones y todos esos conocidos que, en nuestros pequeños paseos, se han parado a darle dos besos y felicitarle el nuevo año.
Bueno, pues esto de la manta de cuadros de la abuela hay que tomárselo con calma... Hay días que ni la miro, y otros que me doy el atracón haciendo cuadros.
Ahora que llueve y apetece tanto quedarse en casa, mi hija escoge los colores, yo hago ganchillo... y mientras, Tom y Amanda disfrutan del proyecto.
Sabes cuántos regalos se harán estas navidades envueltos con el mismo papel de centro comercial y con un ticket de devolución adjunto? Crees que es el mejor regalo para alguien a quien quieres?
Somos unos cuantos jóvenes con incontinencia creativa los que estaremos el próximo sábado 17 en la galería de arte Del Sol St. Seguro que sales de allí con el regalo perfecto para tu gente.
Es un modelo que venía en el especial niños, y que decía que era facilito de hacer. Ejem, podría deciros; naaaada, coges un trozo grande de tela, lo cortas con forma de donuts, lo coses en una cinturilla elástica y lo tienes... Pero jolines, lo de hilvanar fruncida esa cantidad de tela a medio metro de elástico y que quede bonito, solo lo he conseguido gracias a MerySú y sus clases de costura.
En fin, que estoy muy contenta del resultado, porque además la tela me encanta, y mi hija, como la falda "vuela" cuando ella da vueltas, está feliz con su falda de flores.
Estos son los vestidos que he hecho para mis dos niñas.
El primero, para mi ahijada Yuna, lo hice con un patrón que me dejaron del libro Coser para los más pequeños es fácil y que podéis conocer aquí.
No es complicado de hacer, y esa cinta blanca que lo atraviesa, parece que está muy de moda en los vestidos de la revista Espejito, Espejito (según me dijo mi mercera).
Del segundo, para mi hija Vega, saqué el patrón de un vestidito suyo de cuando tenía 2 años, que me encantaba. La puntilla blanca (¡por favor fijaos en ella!) se me metió en la cabeza que lo quería con ella y no sabéis lo que me ha costado.
Aunque a veces cosiendo me enfado conmigo misma, reconozco que al final, cuando veo que he conseguido hacer una prenda de ropa con mis propias manos, siento una gran satisfacción y ganas de seguir llenando armarios con ropa hecha por mí.